Para desarrollar estas suertes de pruebas, tomamos como referencia un ícono de la arquitectura hostil: el Camden Bench, un objeto urbano “anti-todo” instalado por primera vez en el barrio Camden de Londres, en 2012. Este bloque de hormigón impide que las personas duerman en él debido a una suerte de ergonomía imposible, no tiene grietas en las que se pueda acumular suciedad, es antirrobo, anti skaters (está diseñado con unos bordes que dificultan el deslizamiento), y anti-grafiti (su cubierta repele la pintura). Es decir, puede utilizarse solo como asiento, aunque de manera muy incómoda. Como metáfora de la anulación e inutilidad, las instalaciones “NO CITY” pretenden develar las estrategias que utiliza este tipo de arquitectura, generando una reflexión sobre las personas a las que estás destinadas estas hostilidades y negaciones: ¿a quiénes realmente se quiere expulsar? Al parecer jóvenes, niñes, migrantes, precarizades, disidentes del sistema, son personas que deben ser desterrades del espacio público. Cuestiones que nos señalan las estrategias del capitalismo cognitivo, que define quienes pueden formar parte de la ciudad y quienes no. Buscamos poner en crisis esta segregación y sus modos de operar mediante objetos y textos que interpelen simbólicamente esta realidad, develando que los procedimientos de este urbanismo defensivo soportado por las estructuras oficiales de poder, estructuran un modelo de ciudad que coarta el derecho a la ciudad de todes. Queremos desmontar esta lógica agresiva a través de la sobre-identificación, despertando otros estímulos que cuestionen estas estrategias de control sobre nuestras subjetividades.