Los dos vídeos pueden funcionar simultáneamente en su exhibición, o individualmente uno al lado del otro, logrando crear un diálogo a modo de díptico. El primer vídeo llamado “La chabola es un verbo” es la filmación de la quema del dispositivo “Casa - rider” y de la quema de la mochila tipo que utilizan les riders. Ambos registros han sido editados invirtiendo el tiempo de las quemas para crear una desquema de ambos objetos como gesto poético y político, una suerte de justicia visual que subvierte la realidad a la que ambas condiciones de precarización laboral han sido sometidas durante este tiempo, tanto por las quemas de los asentamientos chabolistas, como por las protestas de les riders donde queman sus mochilas como forma de denuncia de sus condiciones de trabajo que sobre exigen a los cuerpos en su mayoría migrantes.
El segundo vídeo, “Explotar”, contiene las tomas que registran la acción de rodear en bicicleta la Plaza Elíptica de Madrid, un lugar donde se reúne una gran cantidad de personas migrantes para ser recogidas y llevadas a realizar trabajos alegales. La rueda trasera de la bicicleta genera el estampado sobre el pavimento con la palabra explotar. Esta imagen se mezcla en su montaje con el registro de otra acción que es escribir repetidamente la misma palabra sobre una imagen fotográfica en cenital de la Plaza Elíptica, bordeando la rotonda. Todas estas escenas también están invertidas, desdibujando la escritura y “desandando” el recorrido. La bicicleta rodea a la inversa esta elipsis infinita que insiste en la palabra como construcción de realidades, sosteniendo la actividad circundante que implica un paralelo con esa vida que pareciera nunca tener posibilidad de ser interrumpida o modificada, a su vez que señala el lugar exacto donde el acto de precarización de los cuerpos ocurre.
Les riders recorren la ciudad con su bicicleta de un lado para otro con turnos inhumanos y una sobrecarga física insostenible, para entregar rápidamente esos pedidos que tan urgentemente parecemos necesitar. Les temporeres habitan asentamientos que no reúnen las condiciones mínimas como espacio para el descanso laboral. Estas son violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, a la dignidad humana, y de violencia ejercida contra las mujeres temporeras y riders. Son modos biopolíticos de operar que se reproducen en aumento. El término chabola es definido por el Diccionario Panhispánico como: “Infravivienda de pobre construcción que suele edificarse en zonas suburbanas y carecer de los servicios básicos exigibles”, su etimología viene del francés, geôle (celda, prisión) a través del euskera txabola. El término francés viene del latín caveolla, que es un diminutivo de cavea, que significa celda, jaula. Y es en lo que se convierten las chabolas para las personas que las tienen como única posibilidad habitacional, jaulas de precarización de personas trabajadoras que marcan y determinan sus posibilidades de tener una vida digna. Como dispositivo visual, se asemejan a los paquetes que les mismes migrantes transportan de un territorio a otro con sus pertenencias, imágenes que se repiten en fronteras como la de Ceuta y Marruecos.
La realidad simultánea que refleja lo que ese paquete significa, en la que se reproducen las mismas lógicas de expoliación y dominación del cuerpo, está en estes riders que cuentan como uno de sus principales y característicos medios de producción, una bicicleta y una mochila térmica de gran volumen que se asemeja al paquete. Desde hace tiempo las organizaciones sindicales llevan advirtiendo de las malas prácticas laborales de las empresas que los sostienen. El apoyo de estos sindicatos, sumado a las muertes de algunes de les trabajadores, han generado todo tipo de protestas, siendo una de las más impactantes la que se produjo en Barcelona con la quema de las mochilas. Una imagen que dispone al fuego como herramienta ambivalente que por un lado refleja el hartazgo por la constante explotación frente a unas extensas jornadas de trabajo atravesadas por unas condiciones sin garantías ni protección respecto a los riesgos y accidentes; y por otro el fuego como elemento de segregación y violencia territorial. Este proyecto ha sido pensado como una interpelación sobre las condiciones físicas y de vida a las que estos colectivos son sometidos, y como una forma radical de evidenciar y dislocar esta realidad a través de la imagen.
Black Box, título general del proyecto, es esa caja negra que contiene los modos en los que el modelo de trabajo y las personas que lo ejercen son invisibilizadas por el propio éxito financiero o económico que produce, y que no analiza las consecuencias físicas y medioambientales de dicho éxito, solo los beneficios que se derivan del mismo. Black Box señala cómo las personas podemos olvidar los procesos interiores de las cosas al comenzar a asimilarlas por un uso cotidiano extendido en el tiempo.
Texto curatorial: Bruno Leïtao
Producción: Todo por la Praxis y Film Colors
Op. Cámara: José Ortiz y Sofía Urwits
Sonido: Facundo Devitto Mokotoff
Edición y color: Film Colors
Personaje bicicleta: Nicolás Muñoz
Agradecimientos a los bomberos de Illunion: Jesús González, Luis Muñoz y Francisco Macías
Proyecto realizado con el apoyo del programa de ayudas a la creación y la movilidad internacional del Ayuntamiento de Madrid
Videos exhibidos en la exposición individual “Black Box” de Todo por la Praxis, en Espacio Tangente. Burgos, octubre a diciembre del 2023.
También se realizó un pase de los videos en el Espacio de Dagoberto Rodríguez, en el marco de la exposición “Sociedad vertical” de Nicolás Cox. Madrid, diciembre 2023.